martes, 19 de septiembre de 2023

Young Cassidy (Jack Cardiff & John Ford, 1965)

«A la alegre risa de mi madre frente a la tumba» (Sean O'CASEY).

Sean O'Casey, el escritor irlandés nacido en Dublín en 1884, es sin duda uno de los dramaturgos más importantes que ha dado no sólo Irlanda, sino posiblemente la lengua inglesa. Su teatro, en el que mezcla en perfecta síntesis la tragedia y la comedia, el humor, la farsa, la angustia y la esperanza, alcanza a través del profundo realismo de sus personajes, de la hondura y patetismo de la extraordinaria tipología de sus seres, de su lenguaje, de su sentido poético, una fuerza y una calidad ciertamente estimables. Ese hombre que, entregado a una lucha inmensa por un teatro popular, por un humanismo sólido y por una autenticidad, nos llega a dar obras de la validez y valor de Juno y el pavo realEl arado y las estrellasCuento de la hora de acostarse

Su biografía Mirror in my house es el tema que en un principio Ford, y por imposibilidad de éste, Cardiff, ha tomado para ofrecernos esa hermosa película que es El soñador rebelde.

Comprender al dramaturgo, comprender su lucha y su profundo sentido del compromiso auténtico, con él, con su pueblo, con su teatro, puede marcar el comienzo y la pauta para un acercamiento al film a través de su personaje, de Young Cassidy, de Sean O'Casey.

Johnny Cassidy es un hombre en tensión, en entrega. Su progresión dramática se va a producir desde abajo, desde dentro. Nunca podremos comprenderle sin fijarnos y adentrarnos en su mundo, en su autenticidad, en su amor. ¿Qué persona es esta, capaz de pensar y preocuparse por su familia, por su patria, por su sociedad; capaz de una entrega ilimitada a una causa que él cree justa, de no poderse sentir traicionado, de decir: «Esto (Julio César) es para divertirme», de luchar por un realismo, de acabar con un amigo, de dejar a una mujer? Creo que la profunda emoción del film reside en la profunda emoción del personaje. De su sentirse vivo, de su emotividad, de su carga humana, de su validez. Toda la gama de relaciones de Cassidy con su madre, con su hermana Sara, con su amigo, con Daisy (Julie Christie), con Nora, con Lady Gregory y con Yeats están, creo, marcadas de esa intensidad con la que siente el personaje. ¿Y por qué, si no, esa mayor o menor identificación con él? Si el personaje se rebela, lo hace en razón a una ruptura, a una lucha por conseguir la libertad, por un más justo orden social, por evitar la aniquilación, por una serie de normas y convencionalismos inútiles (uniformes, bandera, el llevar una corbata, un determinado tipo de relaciones sentimentales y sexuales, un concepto del «teatro» y en general del «arte»). «La belleza es más importante que el pan. ¿Cómo explicar yo eso a sus hijos?», dice Cassidy cuando su hermana acaba de morir.

No obstante y con todo, quizá la obra se resienta de una excesiva simplificación respecto al doble plano en que se va a mover el protagonista. Por una parte, un tipo de relaciones digamos internas al personaje, y en sus relaciones de tipo más o menos afectivo (Nora, su familia, Daisy en cierta medida, aunque es un personaje un tanto episódico) y, por otra parte, un término de tipo más general, más amplio, más social. El eslabón puede residir en el personaje de Archie, el amigo. Y es que el proceso dramático se cierra en sí mismo. El medio y el fin se confunden en el propio Cassidy. No sé si la evidente separación de dos partes posiblemente demasiado diferenciadas en el film haga que en cierto aspecto exista una especie de desunión y discontinuidad meramente en un orden temático. Y ello hará y formará parte de su ruptura con Nora, en la lucha del personaje consigo mismo, con su expresión, en su búsqueda y en su autenticidad más allá de unas simples y al mismo tiempo complejas convenciones de orden sentimental.

Cardiff, que ha sido director de fotografía en un principio y que ha dirigido obras desiguales e incluso muy mediocres, como Mi dulce geishaEl leónLos invasores, ha encontrado y sabido dar el pulso a la narración. Especialmente un tipo de relaciones sentimentales y eróticas que Cardiff construye especialmente (recordemos Los invasores), y, además, ha logrado dotar al film de una gran belleza y de un sentido poético que se encuentra cerca del que posee el propio O'Casey. Incluso una conjunción del humor y el drama, del elemento trágico-cómico que maneja especialmente el dramaturgo. Muy especialmente las relaciones de Cassidy con sus hermanos (muy en el espíritu Ford e incluso posiblemente rodadas por él), en las que predomina un sentimiento humorístico y alegre muy notable, en la creación de sus tipos y caracteres, en el primer encuentro de Nora y él en la librería, etc. Un modo de hacer un cine intimista. Nunca pretendidamente distanciado, aunque necesariamente los términos alienación-distanciación no crea sean antagónicos.

Y Cardiff ha captado la emoción de la huelga obrera, la manera íntima de decir un personaje: «Mamá está muerta» (que me recuerda, sin saber por qué, a la emoción y sencillez del Mikkel que en «Ordet» dice: «Inger acaba de morir»), la muerte de la madre y la sensibilidad del sentimiento, las escenas del río entre Nora (maravillosa Maggie Smith) y Cassidy, sus relaciones, o las de lady Gregory y Johnny.

En suma, la ternura de dos personajes que se miran y yo los siento.

Enrique Brasó

Revista “Griffith” nº 6 (1966)