El minucioso Becker opera en un relato policiaco el mismo desplazamiento del centro de interés -discretamente revolucionario- que había hecho Huston, tres años antes, en Asphalt jungle. Los personajes, sus rasgos de carácter, sus manías, sus sentimientos, las relaciones que existen entre ellos... pasan claramente al primer plano frente a la acción propiamente dicha. Esto es aún más nítido en Touchez pas au grisbi que en Asphalt jungle. A partir de esta idea, la originalidad de la película es doble. En primer lugar, la acumulación de anotaciones que conciernen a los personajes aparece en el seno de una trama extremadamente lineal y continua, y en este aspecto casi hawksiana (Touchez pas au grisbi es sin duda la más hawksiana de las películas francesas). Seguimos a Max (Gabin) durante una noche, una jornada y después otra noche -decisiva- de su vida. El personaje está presente en cada escena y el relato, sin dejar de ser objetivo, sin flash-backs ni rodeos, sin pintoresquismo ni artificio, lo muestra al completo en esas pocas horas de su existencia. En un momento de la acción, la película tiene necesidad de hacer referencia al pasado para señalar cuántas veces Max ha debido sacar de apuros a su atrevido e imprudente camarada. Becker resuelve la dificultad recurriendo, con tranquila seguridad, a un monólogo en off muy simple y muy eficaz (ya en Rue de l'Estrapade había hecho monologar en "directo" y de forma muy sabrosa a la vieja criada Paquerette). Otra originalidad, ligada a la precedente: el retrato de Max (amigo fiel y a veces cansado de serlo, Don Juan desengañado pero aún mujeriego, truhan fatigado aspirante al reposo, etc.) está presentado con un laconismo rarísimo en el cine francés de la época. Reserva, pudor, sobriedad y algo así como pereza de gran señor en no insistir en nada caracterizan no solamente al protagonista sino sobre todo al estilo de Becker. Es inútil recordar que la película fue un triunfo, pero puede ser bueno anotar que Becker demostró en esta ocasión que, incluso en Francia, el gran público podía ser sensible al clasicismo más exigente y más natural. Sin duda también tuvo suerte porque otros como él lo intentaron y se partieron los dientes. De cualquier manera, Touchez pas au grisbi permanece tanto hoy como en su estreno como uno de los mejores policiacos franceses o quizás, simplemente, como el mejor.
Jacques Lourcelles (Dictionnaire du cinéma-Les films. 1992)
No hay comentarios:
Publicar un comentario