sábado, 16 de diciembre de 2023

Joyū Sumako no koi (Mizoguchi Kenji, 1947)

Una obra esencial, aunque poco conocida, de Mizoguchi. Inmediatamente después de Utamaro y sus cinco mujeres, El amor de la actriz Sumako presenta ciertos aspectos esenciales del credo estético de Mizoguchi, y en este sentido las dos películas se complementan admirablemente. Utamaro evoca el genio solitario de un pintor del pasado; Sumako describe el trabajo colectivo de una actriz (fallecida en 1918) y un director de teatro casi contemporáneos. Por encima de todo, Sumako es una película sobre la pasión, la intensidad de la vida que habita en los dos personajes y les lleva a verse como indispensables el uno para el otro. Esta intensidad barre por sí sola los anticuados rituales sociales en sus vidas privadas, del mismo modo que sacude el polvo académico del viejo teatro en su trabajo. En el mismo movimiento, es destructiva y liberadora; hay algo despiadado en ella que el arte de Mizoguchi, ya extremadamente refinado en aquella época, sabe hacer conmovedor. La quietud de los planos y el lugar que ocupan los personajes en el encuadre crean una emoción cuyos efectos últimos (véase la escena en la que Shimamura abandona a su mujer, su suegra y su hija) siempre tienen lugar fuera de la pantalla, fuera del espacio del plano, y en última instancia sólo existen en el corazón del espectador. Es en esta película, en la que los personajes utilizan su fuerza al servicio de lo que debe llamarse (aunque a menudo se ha abusado de la expresión) una religión del arte, donde Mizoguchi, como en Utamaro, y siempre a través de personajes, habla con mayor precisión de sí mismo.






Jacques Lourcelles

"Dictionnaire du Cinéma - Les Films" (Ed. Robert Laffont, 1992)

No hay comentarios:

Publicar un comentario